
Este contenido ha sido elaborado por la Dra. Rhiannon Mae Armitage y el Prof. Martin Yeomans, Escuela de Psicología, Universidad de Sussex, Reino Unido.
¿Por qué los humanos preferimos los sabores dulces?
Desde una perspectiva evolutiva, es posible que nuestro sentido del gusto haya evolucionado para identificar el valor nutricional de los alimentos y detectar posibles sustancias tóxicas, favoreciendo así la supervivencia (1). Por lo tanto, tendemos a rechazar los sabores amargos para evitar consumir sustancias potencialmente dañinas, ya que las toxinas peligrosas en las plantas suelen tener un sabor amargo. En contraste, los humanos nos sentimos naturalmente atraídos por los sabores dulces porque la dulzura suele indicar la presencia de carbohidratos ricos en energía y que son “seguros" para su consumo. Esta inclinación natural hacia los sabores dulces puede observarse incluso en el útero y en los recién nacidos (2,3).