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Salud hepática y azúcares en la dieta

Este contenido ha sido revisado por la Prof. Leanne Hodson, Radcliffe Department of Medicine, University of Oxford, Reino Unido.

Salud hepática

El hígado es el órgano interno sólido más grande del cuerpo humano y desempeña un papel fundamental en la digestión y el procesamiento de los alimentos que consumimos. La enfermedad hepática es una patología que afecta la capacidad del hígado para procesar los productos de la digestión, eliminar los desechos del cuerpo y mantener una buena circulación sanguínea.

Existen muchos tipos diferentes de enfermedades hepáticas. La enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés) representa varias etapas de la enfermedad hepática y es causada por la acumulación excesiva de grasa en el hígado: 

•    Metabólica: significa que está relacionada con la forma en que el cuerpo usa y almacena la energía de los alimentos.
•    Disfunción: significa que algo no está funcionando correctamente.
•    Asociada: significa vinculada.
•    Esteatósica:  significa grasa.
 

Hígado saludable
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MASLD excluye la enfermedad hepática causada por el consumo excesivo de alcohol, enfermedades autoinmunes o infecciones virales. La etapa inicial de MASLD es la acumulación de grasa en el hígado, seguida de inflamación, daño en los tejidos hepáticos y cicatrización del hígado. Las etapas más graves incluyen el cáncer de hígado y la insuficiencia hepática. La enfermedad generalmente progresa a través de estas diferentes etapas a lo largo de muchos años. Sin embargo, tener una etapa no significa que una persona definitivamente desarrollará la siguiente. Hay muchos factores que pueden influir en la progresión de MASLD, incluidos factores genéticos y de estilo de vida. A menudo no hay síntomas específicos, especialmente en las etapas iniciales. MASLD puede diagnosticarse solo cuando la enfermedad ya es grave o después de realizar pruebas por otros problemas de salud. Cuanto más avanza la enfermedad, menos reversible se vuelve.

Factores de riesgo de MASLD

Algunos ejemplos de factores de riesgo de MASLD:

Factor Riesgo asociado
Género Los hombres son más susceptibles
Etnia Mayor prevalencia en poblaciones hispanas y asiáticas
Genética Ciertos genes aumentan el riesgo
Grasa corporal Un alto porcentaje de grasa corporal y la distribución de la grasa en el cuerpo (especialmente la grasa abdominal o central) son factores de riesgo importantes (3-5)

Enfermedad hepática y la dieta

Una dieta y un estilo de vida saludables son importantes para mantener un peso adecuado y un buen estado de salud. Si una persona consume más calorías (energía) de las que necesita (es decir, gana peso), esto puede aumentar la cantidad de grasa en el hígado y el riesgo de MASLD (6). La mayoría de las investigaciones sobre el exceso de calorías y el riesgo de enfermedad hepática se han centrado en las grasas dietéticas y los azúcares.

La evidencia sugiere que superar los requerimientos calóricos mediante el consumo excesivo de grasas o azúcares provenientes de bebidas azucaradas puede aumentar el riesgo de MASLD (6). Cuando los azúcares en la dieta se consumen dentro de una alimentación donde la ingesta calórica se equilibra con los requerimientos energéticos (es decir, una dieta neutra en calorías/peso corporal normal), el efecto sobre la acumulación de grasa en el hígado no es claro, y la mayoría de los estudios no reportan un efecto significativo (7).

Fructosa y el hígado

El efecto de los azúcares que contienen fructosa en los marcadores de MASLD parece estar mediado tanto por el control energético como por la fuente de los alimentos (7).

La fructosa, como un azúcar añadido (o libre) en la dieta, puede desempeñar un papel único en el desarrollo y progresión de MASLD debido a la diferencia en su metabolismo en el hígado, en comparación con la glucosa. Sin embargo, los estudios que analizan este efecto suelen utilizar dosis altas de fructosa, y los individuos estudiados parecen consumir una dieta que excede los requerimientos calóricos de una persona. No está claro si existe un mayor riesgo de MASLD al consumir alimentos y bebidas con fructosa dentro de una dieta típica con equilibrio calórico. Una revisión reciente de la evidencia, realizada por investigadores de la Universidad de Toronto, concluyó que la fuente de los alimentos (es decir, el tipo de alimento) y el control calórico, son factores importantes que influyen en el efecto de los azúcares que contienen fructosa sobre el riesgo de MASLD (7). La revisión encontró que:

  • En intervenciones dietéticas, cuando las bebidas azucaradas (una fuente de fructosa) se consumieron en dosis altas y aportando calorías en exceso, se observó un aumento en la grasa hepática y en las enzimas del hígado. Otras fuentes de alimentos con fructosa no tuvieron un efecto significativo cuando se consumieron como calorías adicionales (7).
  • Cuando los alimentos y bebidas con fructosa fueron sustituidos por otras fuentes de carbohidratos (glucosa, sacarosa o almidón), sin cambios en el total de calorías de la dieta, no se observó un efecto independiente de la fructosa. Esto sugiere que el efecto de la fructosa no es diferente al de otros carbohidratos en la dieta (7).
  • Se requiere más investigación a largo plazo utilizando dosis de alimentos y bebidas con fructosa típicamente presentes en la dieta y en diferentes niveles de control calórico (exceso y equilibrio).
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Prevención y tratamiento

Para prevenir la progresión de la enfermedad hepática hacia condiciones más graves como la fibrosis hepática y la cirrosis, la identificación temprana y el manejo efectivo de MASLD son fundamentales. Actualmente, no existen medicamentos aprobados para tratar MASLD, aunque se están investigando nuevos tratamientos. Las principales recomendaciones para la prevención y el tratamiento de MASLD incluyen la reducción de peso corporal (en personas con sobrepeso u obesidad), hábitos alimentarios saludables y aumentar la actividad física. Estas medidas pueden ralentizar e incluso revertir MASLD, especialmente si se encuentra en una etapa temprana (8,9).

Referencias

  1. Riazi K, Azhari H, Charette JH, Underwood FE, King JA, Afshar EE, et al. The prevalence and incidence of NAFLD worldwide: a systematic review and meta-analysis. Lancet Gastroenterol Hepatol. 2022 Sep;7(9):851–61. 
  2. Younossi ZM, Golabi P, de Avila L, Paik JM, Srishord M, Fukui N, et al. The global epidemiology of NAFLD and NASH in patients with type 2 diabetes: A systematic review and meta-analysis. J Hepatol. 2019 Oct;71(4):793–801. 
  3. Pan JJ, Fallon MB. Gender and racial differences in nonalcoholic fatty liver disease. World J Hepatol. 2014 May 27;6(5):274–83. 
  4. Patell R, Dosi R, Joshi H, Sheth S, Shah P, Jasdanwala S. Non-Alcoholic Fatty Liver Disease (NAFLD) in Obesity. J Clin Diagn Res. 2014 Jan;8(1):62–6. 
  5. Anstee QM, Day CP. The Genetics of Nonalcoholic Fatty Liver Disease: Spotlight on PNPLA3 and TM6SF2. Semin Liver Dis. 2015 Aug;35(3):270–90. 
  6. Tsompanaki E, Thanapirom K, Papatheodoridi M, Parikh P, Lima YC de, Tsochatzis EA. Systematic Review and Meta-analysis: The Role of Diet in the Development of Nonalcoholic Fatty Liver Disease. Clinical Gastroenterology and Hepatology. 2023 Jun 1;21(6):1462-1474.e24. 
  7. Lee D, Chiavaroli L, Ayoub-Charette S, Khan TA, Zurbau A, Au-Yeung F, et al. Important Food Sources of Fructose-Containing Sugars and Non-Alcoholic Fatty Liver Disease: A Systematic Review and Meta-Analysis of Controlled Trials. Nutrients. 2022 Jul 12;14(14):2846. 
  8. Beygi M, Ahi S, Zolghadri S, Stanek A. Management of Metabolic-Associated Fatty Liver Disease/Metabolic Dysfunction-Associated Steatotic Liver Disease: From Medication Therapy to Nutritional Interventions. Nutrients. 2024 Jul 11;16(14):2220. 
  9. Elshaer A, Chascsa DMH, Lizaola-Mayo BC. Exploring Varied Treatment Strategies for Metabolic Dysfunction-Associated Steatotic Liver Disease (MASLD). Life (Basel). 2024 Jul 3;14(7):844.